Colaboración con Creativa Servicios del mes de diciembre de 2024

 


Podemos dividir el libro en dos partes: una primera, centrada en dar voz a “los volcanes internos que callamos cada día”, como me gusta denominarlos. Se tratan de los relatos La madre del calor, Tambaleante, Yo, elefante, Depresión (a quien le duela) y Valeriana. Estos cuentos ponen en primer plano sujetos alienados, adormecidos por el vaivén de los días, pero que un suceso causa el estallido. Y eso es muy acorde al prologo provisto por el mismo autor, quien nos recuerda la alienación que vivimos esos dos años que todos perdimos, entre 2020 y 2022: “(…). Sentimientos silenciados, psiquismos desintegrados, dolo que no encontró una representación digna y que ahora, en la salida al exterior de la nueva normalidad, parecen erupciones con la potencia no de un géiser, sino un volcán de años dormidos (…)”. Dolor, dolor lacerante que desgarra almas y cuerpos, pero que, también, nos libera. La segunda parte sigue con quitarse las máscaras y aprender del dolor con el que vivimos, pero cambia el tono sombrío de la obra, asi como la longitud de los relatos.El olvidado mundo de Clarimithya es, tal como nos propone el subtítulo, un “cuento para niñes o para tu niñe interno”: podríamos calificarlo como un relato de fantasy con ciertos tintes de isekai (viaje a otro mundo) cuya sencillez e inocencia es un bálsamo al corazón. Le siguen Demetrio y El ascenso de las heliciernagas, dos relatos de ciencia ficción, uno que toca el clásico del hombre artificial, el otro un mundo que ha sobrevivido al cataclismo nuclear, pero cuyos habitantes han olvidado sentir, y no son muy diferentes a los autómatas. Me ha recordado un poco a Naussicaa de Ghibli. El libro es muy agradable de leer, no es demasiado extenso y nos propone emocionarnos y reaccionar del alienamiento en que la sociedad actual nos hace vivir. Quizas puedsa resultar chocante el contraste entre los primeros relatos y los ultimos tres, pero creo que, al mirar el plano general, el libro se equilibria adecuadamene. Quizas faltaria revisar algunos conectores aquí y alla, pero no hay nada que impida la lectura.


Se trata de una extensa novela (casi mil páginas), dividida en tres partes, siendo la primera la más extensa (38 capítulos que se extienden por casi 600 págs.), que narra las vidas de las hermanas Christine y Jacqueline, quienes quedan huérfanas de padre en la Francia del rey sol Luis XIV. Mientras que la menor, Christine, con alrededor de trece años, es reclutada para ser sirvienta en la casa del barón Du Bignon, y padecerá la crueldad y la perversión de su señor, Jacqueline se verá obligada a valerse sola cuando la madre fallezca, llevándola al bajo mundo, donde entrará en contacto con una misteriosa sociedad secreta. Si bien la obra busca la simpatía del lector hacia Christine, su carácter pasivo hizo que me guste más el desarrollo del personaje de Jacqueline, quien se nos presenta decidida y toma las riendas de su vida, hasta alcanzar el poder. Es una obra complicada de entrar. Para ser sincera, tiene un world building bastante detallado, lo que hace a los primeros capítulos de avance lento, debido a la meticulosidad del autor a la hora describir escenarios, ropas o los estados mentales de los personajes. Esto me hizo recordar a obras de tipo gótico, como Jane Eyre. Tras superar esa parte, la obra comienza a ganar dinamismo, gracias a un mayor contenido de diálogos y sucesión de hechos, haciendo mucho más amena la lectura. Por otro lado, al comienzo de la obra hay ciertos indicios que se me confirmaron en el último tercio de la historia, así que puedo decir que el lector atento es recompensado por su paciencia.
Sin embargo, hay algo que debo mencionar, y es que al autor no le ha temblado la mano a la hora de describir escenas de violencia sexual y torturas, las cuales son abundantes en la obra. Desde mi punto de vista, esas escenas me llevan a catalogar la novela como un exponente del «eroguro», género donde se mezcla grotescamente erotismo y violencia. El lector sensible es muy probable que se sienta incómodo leyendo esas partes, las cuales están plasmadas con la misma meticulosidad que el resto del texto.
Creo que la obra podría ganar más calidad de la que tiene con una corrección de estilo, para evitar las reiteraciones en algunas descripciones, y errores verbales (como “desmallarse” en vez de “desmayarse”). También me hubiera gustado leer más sobre la intriga política a la que se alude durante los encuentros de Jacqueline con la hermandad, pero que nunca se toca en el texto. Es evidente que al autor le gusta escribir, que tiene mucha habilidad y talento a la hora de llevar adelante una obra, por lo que creo que, con más práctica y trabajo, no le costará crear textos de mucha más calidad.






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